Saturday, October 31, 2009

Director del MoMA en PR: Museums in the XXIst Century


(Dr. Glenn D. Lowry, Director del MoMA
Fotografía de PrimeraHora.com) 

Este pasado miércoles 28 de octubre el Dr. Glenn Lowry, director del Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, se presentó en San Juan a una audiencia compuesta mayormente de amigos del Museo de Arte de Ponce así como también de otros profesionales en el campo de los museos y las artes visuales en Puerto Rico. Afortunadamente tuve la oportunidad de asistir a su charla titulada Museums in the XXIst Century la cual estuvo dirigida al asunto de la recaudación de fondos (los conocidos capital campaigns) para mejoras y expansiones. Pero el Dr. Lowry hizo mucho más que eso; compartió su experiencia como director de uno de los museos más importantes del mundo abordando diversos aspectos de su difícil tarea. Luego de una presentación de la presidenta de la junta de directores del museo, así como del director del MAP, este neuyorquino de gran estatura (literal y figurativa) compartió también sus impresiones sobre la labor realizada por el MAP y señaló que ambos edificios, el original del MoMA y el del MAP fueron diseñados por Edward Durell Stone, en el 1937 y 1961 respectivamente. Actualmente el MoMA cuenta con aproximadamente 650,000 pies cuadrados de espacio para sus operaciones administrativas, espacio para exposiciones, centro educativo, biblioteca, tienda, y jardín escultórico. Más allá de lo magnífico que es el MoMA como institución y como motor del arte moderno desde su fundación en el 1929, la charla fue una oportunidad para considerar el estado actual de los museos en general en relación con la crisis económica tanto en los Estados Unidos como en Puerto Rico. El Dr. Agustín Arteaga, director del MAP compartió datos sobre la gran aportación cultural que ha hecho y hace el museo en nuestra isla, pero además dio algunos detalles del beneficio económico que tiene la ciudad y el país por tener el museo operando y dando servicio a la comunidad en general. Toda esta discusión me hizo pensar en una reciente proclama del Presidente Obama en la cual declara a octubre el mes nacional de las artes y las humanidades. En la proclama nos dice el Presidente:

"The arts and humanities also bring our economy untold benefits. Millions of Americans take part in the non-profit and for-profit arts industries. Cultural and arts activities not only contribute tens of billions of dollars to our economy, but also inspire innovation. In neighborhoods and communities across the Nation, the arts and humanities lie at the center of revitalization, inspiring creativity, ideas, and new hope in areas that have gone too long without it."

A raíz de esto, se preguntaba una amiga historiadora del arte el otro día, que si nos quieren tanto (refiriéndose a los que trabajamos en el área del arte y la cultura), ¿por qué el aparato gubernamental no ofrece un apoyo proporcional a las instituciones y el personal que se dedican precisamente a investigar, presentar, y divulgar el arte? Si la consideración es económica, al parecer los números indican (tanto en PR como en USA) que las instituciones culturales particularmente los museos en muchas ocasiones presentan un beneficio económico para las ciudades donde están localizadas. También como dice el Presidente, el arte ha servido para mejorar grandemente la educación de los jóvenes incluso en áreas científicas y otras disciplinas. Sería fácil entender que al igual que invertir en la calidad y recursos de instituciones universitarias, asignar fondos y recursos a los museos y otras instituciones dedicadas a las artes visuales son una inversión para la sociedad y para el país. ¿Por qué los artistas plásticos no gozan de muchos de los beneficios o apoyo que se le brinda a los atletas por ejemplo? Basta con considerar países europeos e incluso muchos países latinoamericanos para quienes la cultura es parte fundamental e inquebrantable de la espina dorsal de sus economías, turismo, mercado, educación, etc. Queda entonces la tarea de reflexionar sobre el aparente desdén hacia la cultura y las artes que vivimos en Puerto Rico en estos días. No me refiero al sentido de orgullo nacional y folklórico que sienten muchos puertorriqueños cuando escuchan un toque de bomba y plena, o ven una talla de santos, o cuando escuchan a un trovador improvisar. Me refiero a la falta de una política pública bien estructurada, organizada y debidamente respaldada con fondos y recursos. Una política que cuente con un acervo de expertos con preparación en las áreas necesarias para no sólo promover el arte si no, para incorporar el arte en el quehacer diario del país. Y además y muy importante, para hacer de ese quehacer uno competitivo a nivel internacional. Decir que nos encanta el arte no es suficiente, asistir a las inauguraciones de exposiciones no es suficiente, comisionar artistas para exponer sus creaciones en bancos y hoteles no es suficiente. Se necesita urgentemente una transformación de la idiosincracia político-institucional que sea inclusiva y progresista, que se vea en el arte a sí misma y que cree infraestructuras que provean para el desarrollo integral de la sociedad y del ciudadano. Ya algunas instituciones como el MAP lo están haciendo. Hace falta que instituciones de gobierno así como privadas en otras áreas así lo hagan. No quisiera ser tan pesimista y pensar que estamos viviendo una de esas situaciones donde se comenta que un pueblo ignorante es un pueblo que es mucho más fácil de manipular. El arte despierta, educa, provoca, cuestiona, critica, irrita, conmueve y transforma. Y así también la experiencia de ésta, su estudio, interpretación nos hace más abiertos, tolerantes, creativos, y como consecuencia catalíticos de transformación social a nivel local y también a nivel macro.

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